Durante tres años, entre 2008 y 2010, viví dentro de un grupo indígena en el norte del país. Ésta es una comunidad tradicionalmente resistida a la tecnología, por lo que no solo no hay televisión sino que, incluso, no llega la electricidad.
¿Qué puedo decir al respecto? Naturalmente la radio y, sobre todo, la televisión tienen una relevancia cultural que resulta incomparable con cualquier otro medio de difusión en Colombia.
La tele genera contenidos que, aunque muchas veces no aprobemos, son un reflejo claro de la identidad nacional; no porque lo que se muestre se refiera efectivamente a la realidad, sino porque trasluce una forma de comprender la vida, la información y, ante todo, el entretenimiento.
Tanto los programas informativos como los espacios más ligeros e, incluso, la publicidad forman creando identidad, la gente se reconoce en lo que ve y lo que oye, se acerca a su cultura (entendiendo por cultura algo mucho más amplio que las grandes expresiones del arte) y, además, se enfrenta a espacios de socialización de distintas realides.
Durante mi experiencia, pude comprender y respetar el que esta etnia se resistiera a los medios tecnológicos; aún así, como docente, propuse un proyecto de realización audiovisualel que fue recibido con entusiasmo como alternativa a la promoción, desde una perspectiva meramente académica, de sus valores culturales, sin sobrepasar la frontera de lo que debe o no ser conocido por quienes no pertenecen a este grupo étnico.
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